*El Jardín Botánico de Tizatlán se ha convertido en un referente en la conservación y difusión de la riqueza botánica de la región, y no sólo destaca por su belleza natural, sino también por su compromiso con la preservación del medio ambiente y la educación
Beto Pérez
Tlaxcala, Tlax.- Las cactáceas y suculentas, que se han adaptado perfectamente a la aridez y al sol intenso, ofrecen un espectáculo de opuntias, biznagas y otras especies que se descubren felizmente espinosas.
Un vals es orquestado por el trinar de las aves que se pierden entre las coníferas, representando la vegetación de las regiones montañosas y frías. La música no se detiene, pues no importa si el viento es suave, las ramas de estos majestuosos árboles siempre chocan, y crean el compás que acompaña a los pájaros que buscan un refugio mientras el pino regalado y el cedro añaden un toque de frescura y sombra.
El Jardín Botánico de Tizatlán, inaugurado en 1989, ofrece una variedad de plantas ornamentales, incluidas especies de flores como las begonias, geranios y marantas, que no solo embellecen el entorno, sino que también atraen a una variedad de polinizadores, contribuyendo al equilibrio del ecosistema local.
El encanto por los jardines tiene proporciones bíblicas. Ahí en el Edén hay un estado ideal de perfección y armonía, una utopía donde todo está en equilibrio y en paz. La idea de un tiempo y lugar en los que la humanidad puede vivir en completa integración con la naturaleza y con Dios (el de la tradición católica), antes de la caída y el pecado. Hay una virtud al dejarse perder en ellos. El verde es un asunto complejo, no existe uno sólo. El sendero transporta a los visitantes por los matices de sus hojas, pues las flores no siempre son las protagonistas.
Para transitar el Jardín de Tizatlán, no es necesario ser religioso para sentirse en un profundo entorno de espiritualidad. En los senderos, especialmente los que se curvan y se bifurcan, te invitan a emprender un viaje sobre las decisiones que uno enfrenta en la vida. Caminar por estos senderos puede ser una forma de meditación en movimiento y reflexión personal.
Un jardín también es el deseo por el control de la apabullante naturaleza a una escala en la que todos podamos sentirnos cómodos. De las plantas queremos desesperadamente sus secretos entrañados: el jardín también es un laboratorio para favorecer a la humanidad. Una colección de plantas medicinales tradicionales es percibida por sus aromas. Son generaciones y generaciones de medicina popular. Ahí está el epazote, conocido por sus propiedades digestivas, y la ruda, empleada en diversas infusiones y tratamientos.
Su creación fue un paso significativo para resaltar la privilegiada geografía de la capital tlaxcalteca, pues las ocho hectáreas que dispone para la conservación de la flora, también son limitadas por el paso del Río Zahuapan.